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Vida Ferrocarrilera

Entrevista realizada a Migdalia González Ruiz

Realizada el 2 de marzo de 2004. 

Robert Alegre*

Robert Alegre (RFA): ¿Cómo se llama usted?

Migdalia González Ruiz (MGR): Migdalia González Ruiz

 

RFA: ¿Estaba hablando con el señor José que usted había vivido en los carros campamento?

MGR: Así es.

 

RFA: ¿Cómo eran los carros campamento?

MGR: Pues para nosotros como nos dieron como casa habitación, muy incómodo la verdad para viajar para todo, porque a la hora que decían; el campamento se va para tal lado, se tenía que ir y hay veces que salía uno en la noche, no dormía uno se la pasaba uno sentada por los zangoloteos, había también tripulación, que cuando nos tocaban buenas, ahora sí que muy bonito que enganchaban el campamento, pero cuando no pues a su suerte de uno. A veces cuando nos movían de día pues ni comíamos, ni nada, porque, aunque hiciéramos la comida todo se regaba y así nos pasábamos hasta que llegábamos al lugar donde nos mandaban.

 

RFA: ¿Y qué hacía usted durante el día porque el señor José trabajaba en el riel, qué tipo de cosas hacía usted?

MGR: Pues en el día cuando nos movían, pues nada, nada más ir sentada cuidando a los hijos, porque no se cayeran las cosas, porque no los aseguramos bien.

 

RFA: ¿Y ya cuando llegaban a los lugares y don José trabajaba, usted qué tipo de cosas hacía?

MGR: El hogar, el hogar, hay veces que nos tocaba cerca el molino para ir a traer la masa, pero de allí no salía del hogar

 

RFA: ¿Cómo era la vida ferrocarrilera, era difícil, fácil, entretenida?

MGR: Ay joven, era tremenda, muy triste para uno que lo sufrió, triste, para mí muy triste la verdad, porque había lugares donde usted llegaba y había de comer, había lugares que no encontraba usted nada, hasta que el señor iba a explorar a ver dónde estaban las cosas, el mercado o alguna cosa, sí es muy triste, para personas que no hemos vivido pues yo digo que es muy bonito, porque van en el tren y ellos se divierten, pero cuando uno la vivido es muy duro.

 

RFA: ¿Cuáles son las cosas más tristes?

MGR: Triste porque va usted incómodo, no puede usted hacer sus necesidades, pues hasta donde llegue el tren hasta allá debe usted ir, es muy pesado en una sola palabra, es muy pesado. Lugares que hay de comer, lugares que hay agua, lugares muy feos la verdad, tierra, en los campamentos es uno muy oprimido para vivir en los campamentos, lo comparte uno con dos personas, para mí es muy incómodo, si se está usted aquí peleando con su esposa, ya el otro lo está oyendo, si el vecino se pelea pues usted lo escucha y así es, es muy triste, si es muy triste porque se deshace usted de sus hijos, los deja usted con un familiar que los mande a la escuela, que estén en la escuela, porque se imagina si va usted por 2, 3, 6 meses, llega usted los mete a la escuela y a la hora que se va el campamento otra vez a provocarle el cambio, es muy triste, nosotros tuvimos que dejar a nuestros hijos con mi mamá para que ellos avanzaran en la escuela.

 

RFA: ¿Y el ferrocarril les daba dinero suficiente, pagaba bien; vivían bien con el salario del ferrocarril?

MGR: No, en aquel entonces ya sabe usted que el pobre, entre más se mata menos gana, es muy poco el salario que él ganaba.

 

RFA: ¿Usted es hija de ferrocarrileros, es cierto?

MGR: Mi padre fue mayordomo de una cuadrilla, la cuadrilla que agarró el tren.

 

RFA: ¿Aquí se conocieron?

MGR: En la cuadrilla de mi papá, él era trabajador de mi papá.

 

RFA: ¿Usted no trabajaba allí entonces como llegó allí?

MGR: No, porque mi papá era el mayordomo, el jefe de los trabajadores, entonces tenía su cuadrilla de 25 hombres, entonces en la cuadrilla andábamos no solamente yo, había muchas muchachas, muchas madres de familia que tenían sus señoritas, y allí fue donde yo lo conocí a mi señor.

 

RFA: ¿Entonces usted vivía en la cuadrilla?

MGR: Sí, en la cuadrilla. Allí vivía yo. Llegué a la edad de 8 años al ferrocarril, anteriormente carpa, el mayordomo solamente tenía una caseta, pero ya con el tiempo, tal vez, nos fueron modernizando y ya nos dieron campamentos.

 

RFA: ¿Entonces allí había muchas mujeres, muchas hijas?

MGR: Ah sí, cada trabajador con su esposa su familia sí, anteriormente cuando teníamos las carpas parecíamos animalitos, en un carro vacío nos íbamos 3, 4 familias.

 

RFA: ¿Era común que las mujeres que se casaran con ferrocarrileros?

MGR: Pues yo digo que no, hay unas que no y hay otras que siguen el mismo ramo de los papás. Sí, pues yo digo que no era obligatorio casarse con los señores del mismo ramo.

 

RFA: ¿Qué pensaba usted de casarse con un ferrocarrilero o ser novia de un ferrocarrilero?

MGR: Ay joven, es que a mí no me dejaban salir para nada, mi mamá y mi papá no me dejaban salir. Él fue mi primer novio y con me quedé.

 

RFA: ¿Solamente en la caseta?

MGR: Sí solamente en la caseta.

 

RFA: ¿Qué hacía, jugaba, en aquella época no había televisión?

MGR: En aquella época ni radio teníamos.

 

RFA: ¿Coser y ese tipo de cosas?

MGR: Mi madre, gracias a Dios nos enseñó que teníamos nuestras horas de quehacer y esas cosas y luego ya dando las 3,4 de la tarde, ya nos jalábamos nuestra sillita para tejer. Nos enseñaba a tejer, a bordar y en el día, a veces, buscar la ropa para zurcirla, o lavar, planchar, según como ella dijera que es lo que teníamos que hacer.

 

RFA: ¿Pudiste ir al colegio, no iba al colegio la gente, la gente que vivía allí no iba al colegio?

MGR: No, le digo por lo mismo porque andaba uno por aquí por allá y así se trasgirvesaba (sic) uno, por eso le doy gracias a Dios que mis hijos ninguno fue ferrocarrilero, ninguno bendito a Dios, porque es una vida muy pesada a la vez, muy triste para una como mujer, sufre uno mucho porque, porque, como le vuelvo a repetir, hay partes en los que ni siquiera no encuentra uno de comer, y tener que ir y caminar y caminar hasta encontrar.

 

RFA: ¿Cuándo el señor estuvo en la huelga en 1958, usted estaba embarazada?

MGR: Sí, de Romelia mi hija, que acabó de salir hace rato.

 

RFA: ¿Cómo era eso que el señor allí al no poder estar en casa y usted?

MGR: No, él estaba en la calle porque los habían sacado y nosotros estábamos adentro en los campamentos, cuando la huelga de Vallejo.

 

RFA: ¿Cómo lo vivió usted?

MGR: Pues yo, en el estado en que yo me encontraba era difícil porque pues estaba sola. Se imagina a una mujer que está a punto de dar a luz de un momento a otro pues es muy difícil, pero gracias a Dios cuando la huelga de Vallejo se acabó, ese día nació mi hija.

 

RFA: ¿Quién te cuidaba cuando el señor estaba fuera?

MGR: Pues nosotras solitas nos cuidábamos, las unas a las otras, las mujeres, con otras mujeres nos ayudábamos.

 

RFA: ¿De qué forma, por ejemplo?

MGR: Por ejemplo, como las casetas iban así, en fila se formaban, pues lo que le llegaba a pasar a uno se le comunicaba a la otra, a la que pudiera salir a ver al marido, ya les llevábamos café, les llevábamos de almorzar cuando estaba la huelga, como mi papá fue muy vallejista la verdad, mi papá fue muy vallejista, pues entonces yo creo que fue por eso que a él lo castigaron, le digo a usted ese día que terminó la huelga nació mi hija.

 

RFA: ¿Las mujeres le traían a usted comida porque usted ya estaba muy grande, seguramente ya muy lista para tener al bebé?

MGR: A veces mi mamá, a veces mi abuelita, siempre andaban a las vivas para sacarle de comer a los señores, o para ir a traer la leche o para alguna cosa porque como no lo podían ir a comprar, sí las mujeres sí podíamos salir, pero lo hombres no podían entrar.

 

RFA: ¿Hubo mujeres que participaron de alguna forma en la huelga, señoras? 

MGR: Sí, las del sindicato nada más, me imagino que las del sindicato porque pues nosotros no, sí respaldábamos a nuestros maridos porque Vallejo fue un buen hombre, fue un buen  hombre para  los ferrocarrileros, yo pienso que si ellos no se hubieran metido a la huelga del Mexicano, del otro ramo yo creo que les hubiera quedado bien eso, lo que sufrió Vallejo si le hubiera dado buen resultado a los Nacionales de México, pero como apoyaron al otro ferrocarril ya todo se fregó, todo se echó a perder.

 

RFA: ¿Usted no tenía miedo de que en algún momento lo echaran de la casa campamento?

MGR: Pues sí y no porque pues nosotras somos muy bravas. También cuando nos tocan a nosotros, pues creo que no, éramos muchas y no creo que nos sacaran, no creo que nos sacaran porque nos juntábamos todas, y más tarde nos poníamos a platicar y eso de nuestros maridos, cómo le íbamos a hacer y esto y lo otro. Pero no creo que se arriesgaran a sacarnos.

 

RFA: ¿De qué platicaban?

MGR: Cómo era la vida con ellos y que estaban haciendo afuera, unas con de desconfianza de que estaban sus maridos afuera y otras nomás pensando cuando regresarían al trabajo, no, nosotros gracias a dios ninguno se metió con nosotros, estaba el ejército cuidando las puertas, ni los soldados nos decían algo, nada, al contrario, nos respetaban mucho. Le digo a usted que es una vida muy triste ser ferrocarrilera, uno que ya lo vivió es muy triste, pero como le vuelvo a repetir personas nuevas que llegan a ser ferrocarrileras dicen; ay qué bonito, no, yo ya lo viví.

 

RFA: ¿Si alguien le preguntará qué es ser ferrocarrilera o cuáles son las responsabilidades de una ferrocarrilera, que diría usted?

MGR: Pues como mujer yo pienso que la responsabilidad es de los hombres, su trabajo de ellos, nosotras nos dedicamos a cuidar de nuestros maridos, pero sí le digo a usted es muy pesado, muy pesado el ferrocarril, no quedo convidada para salir otra vez al ferrocarril, yo pensaba mucho en mis hijos, porque iban creciendo, iban saliendo de la primaria, y nosotros siempre pensábamos: van a ser ferrocarrileros, pero no, bendito dios no, cada quien agarró su ramo de ellos, ahora sí les gustaron el trabajo que ellos obtuvieron, y en eso trabajan, uno es licenciado en Administración, sí el no es ferrocarrilero, los tres no son ferrocarrileros, porque ellos veían la vida que uno tenía cuando salían de vacaciones nos los llevábamos para el campamento, poquitos días estaban con nosotros volvían a regresar, yo creo que por eso también tuvieron la idea que ser ferrocarrilero no, no conviene, les decía yo a mis hijos un ferrocarrilero es borracho, mujeriego, enamorador, yo no quiero que sean ustedes así, yo le decía a ellos, pero bendito Dios no, ninguno de mis hijos es ferrocarrilero,

 

RFA: ¿Salieron bien, aprovecharon?

MGR: Sí, el más grande tiene su empresa, el más chico se asoció con el de en medio.